

El universo del sordo, cualquiera que sea su edad, pero mucho más cuando se trata de un niño, es triste, doliente, desconocido y con frecuencia ridiculizado. Los sordos no despiertan la compasión y el interés que los ciegos. Como afirmaba P.VILLEY,'11 se juzga al ciego por el temor que nos inspira la ceguera, en tanto que la sordera nos parece, paradójicamente, menos grave. Sin embargo, la falta de audición y mucho más cuando ésta va unida a la ausencia de lenguaje hablado, principal medio... Saber másexpand_more
El universo del sordo, cualquiera que sea su edad, pero mucho más cuando se trata de un niño, es triste, doliente, desconocido y con frecuencia ridiculizado. Los sordos no despiertan la compasión y el interés que los ciegos. Como afirmaba P.VILLEY,'11 se juzga al ciego por el temor que nos inspira la ceguera, en tanto que la sordera nos parece, paradójicamente, menos grave. Sin embargo, la falta de audición y mucho más cuando ésta va unida a la ausencia de lenguaje hablado, principal medio de comunicación de la especie humana, tiene consecuencias mucho más graves que la falta de visión. El mundo del silencio y de la incomunicación es pavoroso y aterrador, al que pocos hombres se atreven a mirar y menos aún la sociedad por el miedo instintivo a conocer su verdadera dimensión y las responsabilidades que conlleva.
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