

Trataremos de dar una visión general del mundo de los microorganismos, desde una perspectiva objetiva e imparcial, considerando lo que «per se» representan para la «biosfera», y no como lo que casi siempre han significado para el hombre, como un enemigo personal y un ejército perjudicial para nuestros bienes y propiedades.
Creemos que un microbiólogo debe ser ecuánime al estudiar el mundo de los microbios, de lo que son y de lo que hacen, porque un microbiólogo nunca puede ni debe... Saber másexpand_more
Trataremos de dar una visión general del mundo de los microorganismos, desde una perspectiva objetiva e imparcial, considerando lo que «per se» representan para la «biosfera», y no como lo que casi siempre han significado para el hombre, como un enemigo personal y un ejército perjudicial para nuestros bienes y propiedades.
Creemos que un microbiólogo debe ser ecuánime al estudiar el mundo de los microbios, de lo que son y de lo que hacen, porque un microbiólogo nunca puede ni debe caer en la tentación de tener una concepción microbiana de la historia.
Los microbios necesitan objetividad, muchas veces compresión, y en algunos casos, cada vez más, incluso apoyo.
Es por ello que no hemos querido hablar de microorganismos concretos, productores de enfermedades en el hombre, los animales o las plantas; o de bacterias recién descubiertas en los fondos abisales; o de agentes de endemias aún dramáticas, como el paludismo o la gripe, o de enfermedades nuevas como el SIDA, o referirnos en exclusiva a la «ingeniería genética» o la «exobiología», como temas de preferente actualidad.
Hemos querido de esta manera, relacionar la microbiología y la sociedad humana, pues aunque los microoganismos son necesarios y útiles para todos los seres vivos, o en otros casos peligrosos y perjudiciales, solo el hombre, que tiene hoy plena conciencia de esta importancia, positiva o negativa, es capaz de enjuiciarlos razonablemente, de domesticar sus funciones útiles, de controlar sus perjuicios o de regular la cuantía de sus poblaciones.
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