

Las motivaciones que proyectaron nuestra atención hacia el estudio de la narrativa mironiana están centradas en una serie de circunstancias que lograron incitar nuestra curiosidad y afán de comprobación. Entre ellas podemos mencionar la profunda impresión que recibimos al observar que la novela titulada Nuestro Padre San Daniel y El Obispo leproso había originado la división de los críticos en dos bandos antagónicos e irreconciliables, que impedían una valoración justa y objetiva de la... Saber másexpand_more
Las motivaciones que proyectaron nuestra atención hacia el estudio de la narrativa mironiana están centradas en una serie de circunstancias que lograron incitar nuestra curiosidad y afán de comprobación. Entre ellas podemos mencionar la profunda impresión que recibimos al observar que la novela titulada Nuestro Padre San Daniel y El Obispo leproso había originado la división de los críticos en dos bandos antagónicos e irreconciliables, que impedían una valoración justa y objetiva de la obra.
En efecto, mientras que Gabriel Miró había sido objeto del elogio entusiasta de sus contemporáneos más ilustres —desde Maragall a Unamuno, pasando por Marañón, Azorín, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Pedro Salinas y Ramón Gómez de la Serna—, otros grupos se habían enfrentado con su arte de forma totalmente incomprensible. En este sentido es digno de destacar la campaña que desató la extrema derecha clerical para cerrarle el paso al premio Fastenrath; y la injusta actitud de la generación de postguerra que lo relegó al silencio y al olvido. Sin embargo, al detenernos en esta vertiente negativa de la crítica mironiana, es fácil observar que su núcleo fundamental lo constituye el famoso artículo publicado por Ortega en El Sol, el 9 de enero de 1927, ya que a partir de él se origina una especie de leyenda negra mironiana en torno a determinados valores de su obra, y un descenso cuantitativo y cualitativo de los estudios críticos en torno a la producción literaria del autor. Con esta situación se fue relegando a un segundo plano a “uno de los más prodigiosos artífices del lenguaje que han producido las letras españolas”.
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