

En repetidas ocasiones se ha constatado por parte de los estudiosos del Humanismo hispano que en el Alcañiz quiñentista había ocurrido algo especial. El fenómeno, en efecto, no pasó inadvertido a los eruditos del s. XVIII, que, como es sabido, fueron los primeros en trazar los necesarios límites entre Medievo y Renacimiento10: así en 1787 el padre Pío Cañizar llama sin titubeos a Alcañiz foecunda ingeniorum mater. En 1955 la madre Evelia T. Sánchez habla de un círculo... Saber másexpand_more
En repetidas ocasiones se ha constatado por parte de los estudiosos del Humanismo hispano que en el Alcañiz quiñentista había ocurrido algo especial. El fenómeno, en efecto, no pasó inadvertido a los eruditos del s. XVIII, que, como es sabido, fueron los primeros en trazar los necesarios límites entre Medievo y Renacimiento10: así en 1787 el padre Pío Cañizar llama sin titubeos a Alcañiz foecunda ingeniorum mater. En 1955 la madre Evelia T. Sánchez habla de un círculo zaragozano-alcañicense como grupo aparte de los seis que, en su opinión, conformarían el espectro de la lírica latina del Siglo de Oro español. Mucho más recientemente, en 1980, J. L. Moralejo en su enjundioso panorama de la literatura hispano-latina del s. XVI habla de Alcañiz como de un centro especialmente fecundo en poetas humanistas.
Pero si verdad es que el fenómeno del Alcañiz renacentista no había escapado a la observación de los investigadores, no menos cierto es que el estudio del círculo en su conjunto no se había abordado hasta ahora: existían, como podremos comprobar, biografías y trabajos sobre los principales humanistas alcañizanos e incluso ediciones modernas de las obras de algunos de ellos, pero el lector no llegaba a enterarse de esta manera de lo que realmente encontramos en el Alcañiz del s. XVI.
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