

Los estudios bibliográficos son imprescidibles para el conocimiento de la Historia. Constituyen la herramienta inicial de trabajo que unos autores acumulan, cuidan y pulen... para beneficio de los investigadores que les siguen. Es un trabajo premioso, lento, cansado, para al fin y al cabo no llegar a ser considerado por la mayoría más que como un “catálogo”, o en todo caso como un “diccionario” o “repertorio”, es decir, algo no “creador”, poco “original”. Pero sin embargo la bibliografía... Saber másexpand_more
Los estudios bibliográficos son imprescidibles para el conocimiento de la Historia. Constituyen la herramienta inicial de trabajo que unos autores acumulan, cuidan y pulen... para beneficio de los investigadores que les siguen. Es un trabajo premioso, lento, cansado, para al fin y al cabo no llegar a ser considerado por la mayoría más que como un “catálogo”, o en todo caso como un “diccionario” o “repertorio”, es decir, algo no “creador”, poco “original”. Pero sin embargo la bibliografía tampoco es una labor tan intrascendente como para dejarla en manos ineptas o inexpertas, porque las bibliotecas son como callejuelas medievales donde lisas fachadas de volúmenes inexplorados esconden sabrosos verjeles y perfumados patios con risueñas fuentes cantarínas de insospechados caudales bibliográficos; la omisión, el olvido y el error acechan también en la sombra de cada esquina para zan- cadillear las mejores predisposiciones, estropeando la obra más feliz.
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