

Poetas los hay. a borbotones, en la propia peninsulita gaditana, huérfana en absoluto de campiña, sin más verde que el de los mares inmensos -cuando no priva el azul- y los contados naranjos de sus plazoletas. Poetas los hay en la Isla fernandina, en reñida competencia, eso sí, con sus excepcionales narradores. Poetas, en esc amplio cinturón de arena de las playas interiores, desde el “madri- galeño” Puerto Real hasta la punta centinela de Rota, entre huérfana, marinera y rosariana. Y... Saber másexpand_more
Poetas los hay. a borbotones, en la propia peninsulita gaditana, huérfana en absoluto de campiña, sin más verde que el de los mares inmensos -cuando no priva el azul- y los contados naranjos de sus plazoletas. Poetas los hay en la Isla fernandina, en reñida competencia, eso sí, con sus excepcionales narradores. Poetas, en esc amplio cinturón de arena de las playas interiores, desde el “madri- galeño” Puerto Real hasta la punta centinela de Rota, entre huérfana, marinera y rosariana. Y aunque la Bahía cierra aquí, su influjo poético alcanza también a la vecina Sanlúcar. abierta ya, claramente, a sus destinos oceánicos.
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